No existe la verdad de un amor enfatizado a la agonía y al desvelo de sus sueños rasgados, a la ironía de sus palabras antes sus hechos.
El frío le queda a mi alma que no siente el calor de una palabra allegada al corazón, ni en una más fina falacia, ni al más eterno valor.
En mis sucesos incomprendidos de mis sueños perdidos, agobiados por razones injustas pertenecientes a la vida, y por egoístas compartidas con mi conciencia, con mi avaricia.
No existe lujuriaría como tal que hacerle daño a una persona, maldición adquirida, por no querer de verdad a alguien por lastimarlo sin importarle, sin tener conciencia y sin más palabra que mediar es sin medir sus actos.
No escribo rudo para ser rudo, escribo rudo por que fue trágico y no trágico por mi compasión a mi mismo solo digo lo en realidad sucedió exactamente tal y cual al final de enterarme de que yo era el juego de todos los juegos.
Jamás existió tal amor perfecto, solo en mis fantasías que por no ser parte de la realidad solo se convertirían en pesadilla era lo único que podría encontrar. Que tus palabras sin sentido y sin valor me atraparon, me mantuvieron, que jamás me socorrieron, que jamás me ayudaron, que solo era la misma verdad de ser el estupido atrapado, no te culpo por lo que hiciste, me culpo a mi mismo más de lo que pienso por no haberme percatado de mi estupidez.
Amor ficticio sentí real, y como amor verdadero mi amor para ti fue pasajero, y tu amor fingido fue eterno, el verdadero amor jamás consigue su dolor, se lo causa sin razón por amor, y sin él lo consigue sin razón. Y al saber todo esto a la muerte me han llevado. Me consumiste como si fuera renovable pero hasta el material reciclave pierde su uso pierde su condición natural como tal.
En mi estupidez creí comprender que tu me amabas, cuando en tu en mi estupidez no me querías, me ilusionabas mas que un cuento de fantasías y mitologías.
Llevada a la exageración perfecta e idealizada de mis mas recónditos pensamientos en lo sagrado de lo que Dios conocía de mi y yo mismo de desconocía de mi. Y en mi contradicción me diste la razón, como si fuera el intelectual, aquel que sabia más de lo que decía y que en realidad, sabía menos de lo que decías acerca de mí. Mi confusión no cambia tan clara como la noche la he visto en su total ausencia de luz, sin penas ni remedios para esta enfermiza adicción.
Engañarme a mi mismo fue lo mas fácil de lo que me hiciste pensar que me querías, actuación perfecta recibí de tu obra maestra, menester tener todo tan claro para seguir cegado a la verdad falsificada. Espectáculo perfecto diste para que mi estupidez e inocencia fueran trastornadas, cuasi que no pudiera ver mas allá de lo que la realidad me demostraba, no encontré mas nada que un prejuicio hacia a ti, que un dolor satisfacido de tus necesidades humanas de tu crueldad que desbordaba tu alma y me ahogaba en su infinito sin fin.
Anónimamente : William Ricardo Larreal Montero.
El frío le queda a mi alma que no siente el calor de una palabra allegada al corazón, ni en una más fina falacia, ni al más eterno valor.
En mis sucesos incomprendidos de mis sueños perdidos, agobiados por razones injustas pertenecientes a la vida, y por egoístas compartidas con mi conciencia, con mi avaricia.
No existe lujuriaría como tal que hacerle daño a una persona, maldición adquirida, por no querer de verdad a alguien por lastimarlo sin importarle, sin tener conciencia y sin más palabra que mediar es sin medir sus actos.
No escribo rudo para ser rudo, escribo rudo por que fue trágico y no trágico por mi compasión a mi mismo solo digo lo en realidad sucedió exactamente tal y cual al final de enterarme de que yo era el juego de todos los juegos.
Jamás existió tal amor perfecto, solo en mis fantasías que por no ser parte de la realidad solo se convertirían en pesadilla era lo único que podría encontrar. Que tus palabras sin sentido y sin valor me atraparon, me mantuvieron, que jamás me socorrieron, que jamás me ayudaron, que solo era la misma verdad de ser el estupido atrapado, no te culpo por lo que hiciste, me culpo a mi mismo más de lo que pienso por no haberme percatado de mi estupidez.
Amor ficticio sentí real, y como amor verdadero mi amor para ti fue pasajero, y tu amor fingido fue eterno, el verdadero amor jamás consigue su dolor, se lo causa sin razón por amor, y sin él lo consigue sin razón. Y al saber todo esto a la muerte me han llevado. Me consumiste como si fuera renovable pero hasta el material reciclave pierde su uso pierde su condición natural como tal.
En mi estupidez creí comprender que tu me amabas, cuando en tu en mi estupidez no me querías, me ilusionabas mas que un cuento de fantasías y mitologías.
Llevada a la exageración perfecta e idealizada de mis mas recónditos pensamientos en lo sagrado de lo que Dios conocía de mi y yo mismo de desconocía de mi. Y en mi contradicción me diste la razón, como si fuera el intelectual, aquel que sabia más de lo que decía y que en realidad, sabía menos de lo que decías acerca de mí. Mi confusión no cambia tan clara como la noche la he visto en su total ausencia de luz, sin penas ni remedios para esta enfermiza adicción.
Engañarme a mi mismo fue lo mas fácil de lo que me hiciste pensar que me querías, actuación perfecta recibí de tu obra maestra, menester tener todo tan claro para seguir cegado a la verdad falsificada. Espectáculo perfecto diste para que mi estupidez e inocencia fueran trastornadas, cuasi que no pudiera ver mas allá de lo que la realidad me demostraba, no encontré mas nada que un prejuicio hacia a ti, que un dolor satisfacido de tus necesidades humanas de tu crueldad que desbordaba tu alma y me ahogaba en su infinito sin fin.
Anónimamente : William Ricardo Larreal Montero.
Comentarios
Publicar un comentario